Anoche me acosté con la intención de dormir, 
pero nada mas hacerlo me puse a pensar en ti. Tu mirada en 
mi recuerdo comenzó pronto a sangrar, como una herida cerrada a la que 
vuelven a apuñalar. Una y mil veces dije 
que te tenía que olvidar, y un millón más me maldije por volverte a recordar.
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