lunes, 31 de agosto de 2009

Todas las historias tienen un final y no es feliz quizá me equivoqué pensando en un futuro junto a ti. Y sé que no se puede cambiar nada ya, paso de rayadas porque ni siquiera ya me quedan ganas. Tengo una espina clavada que se agota como la tinta, no todo es tan bonito como te lo pintan. Y lo siento, sé que no soy perfecta, juro no volver nunca jamás a mirar hacia atrás. Nadie puede calmar este odio que encierro dentro, mi cuerpo está por explotar, murió y quedó sin sentimientos. Miento al decir que soy otra pero vivo en el abismo, no es que mi corazón esté roto, es que ya no es el mismo. Mis ojos están secos, ya no lloran, pero quiero desahogarme de este peso que me controla. Y quizás sea verdad, ya no sé qué creer, quizá el amor no exista y me pregunto por qué creí en él. Las promesas son mentiras, el silencio te escucha, el tiempo nos olvida, la vida es una continua lucha. El paisaje cambia porque no puedo pintarlo yo; si sigo aquí es porque tengo un contrato con Dios. Mis heridas no se sanan, pero sí se hacen más grandes. Tú no me entiendes, cállate, mírame, dime que sientes. Tú decides si quieres olvidarme o vivir con eso. Confieso que no sigo siendo aquella aunque lo intento. Te juro que pensé que tú podías ser mi vida y no quiero pensar que me equivoqué como la mayoría. Y sé que mereces mucho más, quizás me sienta así por nunca sabértelo dar. Se empieza por perder la ilusión y luego la magia, después va la esperanza hasta que ya no queda nada solo rabia, odio todo esto porque se acaba. Sientes como la poca luz que queda se apaga.

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